domingo, 10 de enero de 2010

De proyectos no se vive...


Bernard Herman, todavía está escupiendo sus últimas notas de la banda sonora de Taxi Driver, cuando veo que unos movimientos extraños en mi cabeza no me dejan avanzar, no dejan que me relacione hoy ni conmigo mismo ni con los demás.
Después de un puñetazo a principios de semana y luego una mordedura mortal que provocó un descenso a un pequeño infierno dónde he quemado ya, o al menos eso espero, los últimos documentos confidenciales.
Ahora intento no oir, ni dejar que me contamine el virus de la queja, del automartírio innecesario o quizás de la ausencia de color en mi mirada una vez más.
No sólo son normas, vivencias, promesas...ahora son hechos, ahora es perder de una vez esos miedos y soñar despierto, mientras con un buen abrigo de valor, encaminar una sonrisa hacia una visión mas esperanzadora de las cosas.
Es a veces así, dejándose llevar por el simple hecho de estar vivo lo que debe de provocar ya la grandeza de la felicidad, pero los automuros genéticos nos curvan la vuelta mágica, para caer al suelo dándonos tortazos recuperables.
Hoy creo que he despedido la maldad, el egoísmo, el odio que hace tanto tiempo me tengo.
Quizás mañana sea duro, pero levantarse será suficiente para dibujar una palmada de coraje que se lave la cara conmigo.

Pensar, no pensaremos mucho, ya que se vive mas feliz...y quizás como dice un amigo mío si no tuviéramos memoria lo más jodido que nos pasa no sería tan difícil de tragar y escupir.
Ya no quedan historias que contar, porque sólo existe el momento cero.
Pues desde cero, pero sin montar nada que pueda romperse...dejándome llevar quizás ya de una vez por todas.

A todo esto suena algo de jazz...que para estas cosas va muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario